El edificio de este colegio fue proyectado por el Arquitecto René Villeminot en el año 1916, pero su construcción comenzó en 1922. En 1925 se habilitó una parte y las obras se concluyeron finalmente en el año 1932.
En los casos del Colegio Nacional de Corrientes y de Mercedes, el programa se organiza en un solo nivel y en torno a dos patios. Sin embargo, la concatenación espacial sobre el eje axial de composición varía en función del terreno. Situado a la ladera del Río Paraná, el Colegio Nacional de Corrientes se construyó sobre un terreno irregular. El partí consistió en disponer los espacios singulares sobre el eje axial de composición, concatenando el vestíbulo de acceso y las áreas jerárquicas de la institución, con un gran corredor que funciona como patio cubierto y con el Gran anfiteatro.
Consolidando un perímetro triangular, alrededor de los patios dispuso las diez aulas. En los vértices sitúa la vivienda del rector por un lado y las aulas especiales de dibujo y trabajos manuales, portería y celadores en el otro, elevándose a dos nivele. Hacia el río, Villeminot regulariza el perfil costero y por detrás del cuerpo de aulas especiales y laboratorios de química y física dispone dos anfiteatros menores simétricamente equidistantes al eje de composición principal. El espacio liberado por fuera de la escuela actúa como una barranca que mediante una escalinata permite descender al Paraná.
La articulación volumétrica de los cuerpos quiebra la homogeneidad del conjunto y permite jerarquizar los espacios singulares. Sin embargo, esto no impide que el conjunto se ordene como un todo unificado. A la manera de corredores continuos, el Colegio se vincula mediante galerías perimetrales a ambos lados que permiten comunicar las áreas programáticas y a la vez, operan como un tamiz ante la adversidad del clima
Este movimiento arquitectónico tuvo su origen en Europa, a fines del siglo XIX, como expresión de rebeldía y rechazo al academicismo imperante durante décadas. El Art Nouveau de Francia y los Países Bajos adoptó los nombres de Modernismo (en España), Jugendstil (en Alemania), Sezession (en Austria), Modern Style (en Inglaterra), Floreale o Liberty (en Italia), etc. pero mantuvo un lenguaje propio que lo hace reconocible en los ámbitos en que se difundió. (Fig.1) El nombre de este particular modo de abordar el diseño le fue dado en virtud de la exposición de Munch en París, en el año 1896, en la galería “Art Nouveau”, aunque muchos historiadores ubicaron el nacimiento de este estilo en la obra de Víctor Horta, en Bélgica (Casa Tassel, Bruselas, 1893) que aparecía como la combinación del avance que trajo la revolución industrial con diversas técnicas artesanales. El Art Nouveau propuso la disolución del orden tradicional y mimetizó el mundo flexible y esbelto de las formas orgánicas equilibrando el arte y la función requerida, renegó de las líneas rectas adoptando el concepto de lograr movimiento a partir de la incorporación de objetos naturales (plantas, flores, felinos, delfines, tortugas, libélulas, pavos reales), el uso del color para acentuar las figuras o bien el contraste entre blanco y negro y finalmente la interacción de todas las disciplinas para lograr llevar el estilo hasta su más mínimo detalle.[1] Esta nueva estética se identifica entonces por el uso de las líneas onduladas; motivos florales y animales; volúmenes y/o planos retraídos o exaltados, siempre curvilíneos, en las fachadas y elementos escultóricos -generalmente formas femeninas-. Obras éstas en que lo decorativo se confunde con lo estructural utilizando, en la ornamentación de las fachadas y en los cerramientos, materiales tales como madera, hierro forjado, bronce, vidrio, mayólicas. etc. Inspirado en la naturaleza, surge como un camino de construcción de la identidad en países y ciudades que competían contra un centro hegemónico de poder. (Ej.: Barcelona de Madrid, Chicago de Nueva York, etc.).
Nacido en Reims en 1878, René Villeminot hizo sus estudios en París, en la Escuela Nacional de Bellas Artes donde obtuvo, en 1908, el primer Segundo Gran Premio de Roma de arquitectura. Luego, en 1909, habiendo ganado el concurso para la construcción del Policlínico San Martín, llegó a la Argentina acompañado por su esposa, Marguerite Humbert, con quien se había casado meses antes. El proyecto del Policlínico San Martín nunca vio la luz, pero el matrimonio Villeminot decidió instalarse en Buenos Aires.
En una época en que los arquitectos franceses ganaban fortunas proyectando los inmensos palacios de las grandes familias argentinas, prefirió ser profesor de la escuela de arquitectura que pertenecía en ese tiempo a la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales. Ejerció sus funciones desde 1914 hasta su muerte en 1928. En 1927 y gracias al voto de sus alumnos que lo adoraban y llamaban “El maestro”, fue nombrado consejero de los estudiantes en arquitectura.
René Villeminot fue nombrado arquitecto en jefe de la Dirección General de Arquitectura. Así, recorrió toda la Argentina o casi en tiempos en que esto era realmente heroico. Las fotos nos lo muestran en medio de la pampa, delante de un galpón de chapa, o bien a caballo, un poncho sobre los hombros. Hay que decir que se había asimilado perfectamente a su país adoptivo, lo que no fue el caso de su esposa que siempre extrañó Francia.
Los proyectos realizados durante los 14 años que pasó en la Dirección General de Arquitectura son muy numerosos, y algunos realmente importantes como el Museo de Bellas Artes, en Buenos Aires; la residencia presidencial en Olivos; el monumento a Güemes, en Salta; el edificio que protegía las ruinas de la casa natal del general San Martín, en Yapeyú, Corrientes; la gran sala de la bandera del General Belgrano en la Casa de Gobierno, en Jujuy ; el atrio de la iglesia matriz de Jujuy; los colegios nacionales de San Juan, Azul, Salta, Corrientes, Mercedes; las escuelas normales de Santa Fe, Victoria, Corrientes, los institutos de ciegos y de sordomudos, la biblioteca de la Facultad de Ciencias y tantos otros.
René Villeminot murió el 15 de febrero de 1928, a la edad de 50 años, de un cáncer de pulmón. Los homenajes a su memoria se sucedieron. El 30 de mayo de 1928, durante una ceremonia a la cual asistieron las autoridades de la Facultad de Ciencias, se colocó una placa conmemorativa en uno de los talleres de arquitectura que tomó el nombre de René Villeminot. Horacio Cruz, uno de sus ex alumnos hizo este retrato de su profesor: “Porque nadie como él entendió ni amó el oficio de enseñar, hasta identificar con sus alumnos sus ideas y sus entusiasmos. Fue por eso el maestro por excelencia y se comprende que, a pesar de tan breve, su paso por nuestra escuela haya dejado tantos caminos nuevos y tanta huella profunda. Su nombre es ahora familiar en nuestros estudios, donde sus ideas y sus enseñanzas continúan acompañándonos como un consejo en cada caso de duda que nos presenta la vida profesional. Día a día lo evocamos con cariño y, viviendo así entre nosotros, sentimos que no ha desaparecido y que no desaparecerá jamás”.
René Villeminot el día de su boda, en Francia. Al poco tiempo viajaría a la Argentina para hacerse cargo de la construcción del Policlínico San Martín,
Villeminot, totalmente adaptado al modo de ser argentino, recorriendo "la pampa" como un gaucho.